Un recuerdo del pulóver con ovejitas blancas (y una negra) más famoso.
Este es un año de alta atención a la realeza británica y eso es algo que de una forma u otra siempre desemboca en Lady Di. Este año es su hijo menor, Harry, y su mujer, Meghan, la que la recuerdan —diciendo que al alejarse de la corona repiten su historia—, pero lo cierto es que una vez más nos encontramos mirando las fotos de la que fue princesa, recordando cómo se vestía y pensando cuán hermosa se vería en Instagram si viviera.
Lady Di usaba suéteres. Por lo que se ve, de lana buena. Pulóveres, chalecos, cardiganes. Sobre todo en su primera etapa en la familia real, en sus veintes, usaba prendas tejidas que no eran tan comunes en la realeza de entonces y que tampoco lo son en la de ahora, a excepción de Kate, la mujer del príncipe Guillermo, que en ocasiones aparece con suéteres de cachemira yendo a escuelas o sacándose fotos con su familia.
El sweater más conocido de Lady Di o por lo menos el que más se recuerda es uno rojo con ovejitas blancas entre las que había una sola negra. Hace poco una marca lo copió. ¿Qué pasó? Se agotó. Otro que causó furor fue uno que usó un par de meses antes de casarse que había comprado en una tienda peruana de Londres llamada Inca, The Peruvian Shop.

Pero usaba varios. Cardiganes abotonados, suéteres lisos y de colores estridentes. Azules, verdes, con y sin cinturón, con y sin cuellos. De más joven los usaba con blusas debajo y bolados que sobresalían. ¿Le picaría la lana en el cuello?
En la última temporada de la serie The Crown en Netflix exploran el gusto de la princesa por las prendas tejidas y ahí aparecen varios, sobre todo cuando recrean la época previa al casamiento, cuando ella trabajaba de asistente en un jardín de infantes.

La lana, sobre todo la buena, no es algo masivo hoy en las ciudades de Latinoamérica. Quizá porque el frío no es tanto como en ciudades del hemisferio norte, porque molesta o porque otras texturas –panas, frizados, polars, etcétera- la reemplazan. Incluso los niños y las niñas, muchas veces se quejan de que les pica, no les gusta o les da mucho calor.
Pero la lana, la buena, la que dura y lava mano y permanece en placares por mucho tiempo, además de bella y sexi puede ser una prenda sustentable y cuidadosa con el medioambiente. El consumo compulsivo de ropa de moda parece ser opuesto a un pulóver de pura lana, tejido a mano o hecho a máquina. No hay derroche de recursos ahí. Lo que hay es una prenda perdurable que incluso se puede trasladar de generación en generación. Tal vez Lady Di no lo veía así. O sí, no lo sabemos.
Lady Di es uno de los grandes íconos moda y elegancia de toda la historia, pero también es un símbolo de ternura y maternidad. Vemos a su hijo Harry hablar de ella en una entrevista y es imposible no detectar cuánto la extraña y lo dañado que quedó por su ausencia temprana.
Tal vez aquellos pulóveres de lana que usaba Lady Di hayan contribuido a dar aquella primera imagen de principios de los 80. Usaba lana como nosotras, las que nada tenemos que ver con la realeza o con Inglaterra, pero que alguna vez, de chicas o incluso ahora, de grandes, todavía conservamos algún pulóver alpino de buena lana que nos tejió una abuela.