Te damos una guía rápida de en qué fijarse para no descorchar una posible decepción.
Nos guste o no, el super es EL commodity para las compras. Ya sea que vas en persona, o pedis por alguna cadena de delivery, nos ha salvado la vida en toda la cuarentena. Por suerte más uruguayos se están animando a explorar el hermoso mundo del vino, pero como entiendo que ir a una vinoteca puede ser intimidante, la solución es el super. Antes de continuar, déjenme decirles algo: No estoy a favor de comprar vino en el super como primera opción. No es un buen lugar para eso y más adelante les voy a explicar porqué, pero sí entiendo que nos puede salvar. Lo ideal es encontrar una vinoteca y hacernos habitué. En esos lugares por lo general hay personal capacitado para guiarnos, sobretodo al principio cuando no tenemos muy claro que es lo que nos gusta, ellos tienen las herramientas para poder asesorarnos. Además, a medida que nos conocen, ya saben qué recomendarnos la siguiente vez que vayamos. Y la otra gran ventaja es, que los vinos los guardan como es debido y las chances de que nos llevemos a casa un vino en mal estado son prácticamente nulas.

Dicho esto, pasemos a lo que nos concierne, comprar vino en el supermercado.
Como sabrán, las grandes superficies están diseñadas para generar una experiencia de compra y consumo. A su diseño se le denomina, en la jerga del Marketing: Layout. Es así que te cambian de lugar las cosas cada cierto tiempo para que aquellos que van todos los días, tengan que recorrer el super en lugar de ir directamente a comprar lo que necesitaban. Por este mismo motivo, la panadería y la leche (productos de consumo diario) suelen estar al final del edificio, para que camines. No se si notaron que la música cambia: durante el día es tranquila y cuando están cerrando te ponen algo mucho más movido y fuerte, invitando disimuladamente a irte XD
Con las góndolas de los vinos sucede algo similar, en términos generales estas estanterías están siempre con mucha luz, para destacar los productos y ahí radica la primera alarma. A los vinos no les gusta la luz. Parte de conservar bien el vino es tenerlo en un lugar oscuro, y en el super no siempre es el caso. Otro dato sobre las góndolas es, que los productos que están a la altura de los ojos, son lo que se van primero. De hecho, es el lugar – junto con la cabecera de góndola- que a las marcas les sale más caro estar. Así que ahí tienen mi primer pique: Los vinos que están a la altura de los ojos rotan más, por lo tanto hay menos chances de que estén viejos o en malas condiciones.
¿Esto quiere decir que los que están arriba o abajo del todo no se deben comprar? ¡Para nada! Por lo general los vinos más exclusivos están arriba del todo. Esto es sólo una herramienta del layout que podemos aprovechar a nuestro favor.
No te dejes influenciar por el precio. Nunca, ni en una vinoteca. ¿Porqué? Porque te puede suceder que compres un vino de mil pesos pensando que es lo mejor del mundo, y tal vez lo es, pero a ti no te gusta. Y terminas con mil pesos menos en tu cuenta bancaria, una botella abierta y sin poder disfrutar de ese momento para ti. También sucede lo contrario, en nuestro país por suerte hay muy buenos vinos con una excelente relación calidad precio. Y ya que estamos hablando de eso, les cuento otro truquito de marketing en las grandes superficies. Vieron que muchos supermercados tienen su propia línea de alimentos? Por lo general más barata que la de tope de linea, y … adivinen qué? la produce la marca líder! Pero como no dice por ejemplo Conaprole, sino Tienda Inglesa, sale unos pesos menos. Bueno, vichen porque hay vinos que llevan la marca del supermercado y lo hacen bodegas que son pioneras en nuestro mercado. Otro dato, hablando de esta gran superficie, es que tienen líneas exclusivas que son muy buenas, como es la alianza con Gimenez Mendez o Marichal.

Volviendo al tema, ¿cómo podemos elegir sin morir en el intento?
Lo primero que tenemos que decidir es, blanco, rosado, tinto o espumante? Joven o de crianza? Si estamos buscando un vino blanco o rosado joven hay que prestar atención a la cosecha. En nuestro país, en términos generales, se hacen vinos para consumir de un año para otro. De esta manera nos aseguramos de que el vino esté en su mejor momento, que conserve todas sus cualidades aromáticas y de sabor. Así que, si estamos buscando un vino blanco, en el super alejémonos de los que dicen cosecha 2018 y bajando. En una vinería, donde estamos seguros que el vino fue guardado de forma correcta tal vez me anime a llevar una botella del 2018 (que por cierto fue un excelente año para Uruguay) pero en el super, hasta los que son 2019 los miro con recelo.
Esto no aplica para los vinos que son pensados para guarda ya que se piensan para que duren y evolucionen en el tiempo. Aunque en nuestro país no son comunes los blancos y rosados de guarda.

Lo primero que vemos del vino es la etiqueta, y aprender a leer una etiqueta nos puede ser de mucha ayuda. Además de los dibujitos lindos y atrapantes prestá atención a la añada, es decir cuando fué embotellado el vino. Otro dato importante: las cepas que tiene el vino. Puede ser un varietal (un solo tipo de uva, ej. Tannat) bi varietal (dos cepas, por ejemplo Tanna-Merlot) o un blend donde intervienen tres o más cepas. En el caso de los blends, no siempre tenemos la información de cuáles son las cepas que lo integran. Por último, otro dato a chequear es si es un vino de guarda o jóven. ¿Qué quiere decir que sea jóven? Que el vino se pensó para consumir dentro de los primeros años de embotellado, donde se trabaja para destacar la fruta en toda su expresión y no hay -o es poco- el pasaje por barrica, lo contrario a cuando dicen “reserva”. Ahí vamos por vinos con otras características.
No puedo decirte elegí tal o cual porque no sé qué es lo que te gusta, lo que sí te puedo decir es que aprender a detectar lo que nos gusta en un vino es clave para poder elegir mejor. La próxima vez que te sirvas una copa, tomate unos minutos para pensar después de ese primer sobro en lo que sentís en el paladar. Buscá por qué te gusta.
El último consejo, probá, probá y probá. No te cases con una etiqueta porque te estás perdiendo un mundo de opciones dentro las que puede estar tu próximo favorito.

Resumen! Sí, para que le hagas screenshot y lo tengas a mano la próxima vez que vayas al super:
1- Blanco, rosado o tinto? Decidí eso y enfócate en el sector del vino que querés. Así vas a evitar abrumarte por todas las demás opciones.
2- Chequea la añada, si es blanco o rosado jóven preferí siempre del mismo año o el año anterior. Si es reserva se manejan otros parámetros.
3- Si ya tienes identificado un productor que te gusta, aprovecha y probá diferentes etiquetas!
4- ¡No te dejes influenciar por los precios! Los vinos caros no son sinónimo de éxito, podés gastar un montón en un vino que termina no gustandote, o podés llevarte una linda sorpresa con un vino económico.
5- Acordate que los vinos a la altura de los ojos tienen mayor rotación, por lo tanto hay menos posibilidades de que estén en mal estado.
6- Hacete amigo de una vinoteca, generá un vínculo con un sommelier y déjate asesorar. Vas a cambiar tu forma de pensar el vino.
Bonus track:
Vino siempre en la heladera!! Si, así como lo lees. Eso de que el vino se toma caliente es un mito. Un vino caliente resalta mucho más el alcohol. Esa sensación de quemazón en la garganta es producto del alcohol en el vino.
Además, en la heladera te aseguras de que no sufra cambios de temperatura -sobretodo ahora en verano- y que se conserve bien.
Espero que estos consejos te sirvan y la próxima vez que te enfrentes a la góndola del vino, sepas para donde ir. Contanos como te va!
Artículo por Karen Fabregat
