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Los 30 son los nuevos 20. O no…

La industria de la moda, el turismo y muchas otras, nos quieren vender los 30 como los nuevos 20.  Y en cierta forma es verdad que lo son. Nuestras madres a los 30 ya estaban casadas hace rato, nosotros ya teníamos edad de ir a la escuela…. Y definitivamente, no andaban por la calle gritando soltería en jean y zapatillas. Como nosotras.

Pero la biología manda (de eso saben pila las líneas de cosmética), y aunque nos hagamos las pendex a los 35 y los 40, las lumbares empiezan a molestar lo mismo que a nuestras madres, y poco a poco, empezamos a ver cómo necesitamos duplicar la cantidad de sentadillas para tener la cola más o menos decente. O lo que sea nos importe tener decente. Y si no nos preocupa tener nada en estado decente lo mismo. Se cae. Punto.

Si hacemos una búsqueda rápida en la web sobre qué ejercitar y cuidar  más a partir de los 30, ¿adivinen qué sale? Enfocáte en tus glúteos, usá un buen sostén deportivo. ¿Les sorprende? Preguntenle a una de 20 si se le cae todo tan fácil. No importa el talle, no pierdan tiempo, la respuesta es NO. La gravedad es cruel, te odiamos Newton. Si yo hubiera sabido durante esa década maravillosa que tener ese cuerpo no iba a volver a repetirse por más ejercicio que hiciera (y algún que otro electrodo que empecé a usar a los 32), hubiera andado mucho más en tarlipes por la vida. Una pena que como decía el sabio Oscar (Wilde): “La experiencia es un peine que te llega cuando ya estás calvo”. Un genio que tenía claro que el pelo se afina y comienza a caerse también,  después de los 30. Salvo los pelos de “vieja”. Esos crecen cada vez más seguido, y fuerte, en cuello mentón y papada.

La gravedad es cruel, te odiamos Newton.

Y antes de avanzar y empezar a escuchar en mi cabeza sus voces criticando lo poco feminista y avanzado que es todo este pensamiento que vengo plasmando, paremos un segundo y recordemos a nuestra Santa Susan Sontag: “No es el deseo de ser bella lo que está mal, sino la obligación de serlo”. O como plantea la también filosofa moderna Lesley Gore: “It’s my party and I’ll cry if I want to”. Y acá se termina la perorata intelectual. Lleven pinza de cejas en la cartera para los pelos de vieja. Siempre.

Debo decir en honor a la gloriosa década, que a mí la llegada de  los 30 me agarró en un reverendo caos emocional que resultó bastante bien dadas las circunstancias. En lugar de entrarle al lemon pie, tomé un avión y me fui  de viaje sola. La crisis económica resultante de esa decisión la padezco aún al día de hoy (es broma, me quiero hacer la pendex, fue hace pila) pero la pasé bomba. El lemon pie es mucho más barato aunque tirar la chancleta en Barcelona no tiene precio.

Como decía el sabio Oscar (Wilde): “La experiencia es un peine que te llega cuando ya estás calvo”

La psicóloga clínica Meg Jay, en una charla TED que recomiendo si están en sus 20,  dice que «el 80% de los momentos más decisivos de la vida tienen lugar a los 35 años». Y concuerdo totalmente. Para muchas puede ser viajar, casarse, divorciarse, ser madres, cambiar de trabajo. O la primera dosis de botox. No nos engañemos. En nuestros 20 no nos miramos en el espejo tratando de encontrar todos los días una arruga nueva que disimular o una cana que tapar.

La mayoría de nosotras, además, con o sin hijos, nos empezamos a sentir cansadas, estresadas y con más ganas de ver Netflix comiendo helado, que de usar la cama para una noche de sexo alocado. Chau libido desenfrenada, fue un gusto. A partir de los 30-35, y en adelante, cambia nuestra piel que se vuelve más sensible, y en algunos casos como el mío, tiende a reaccionar a todo. Las hormonas también empiezan a hacer y provocar nuevas “cosas”.  Aunque de eso no hablamos porque “menopausia” es una palabra que no estamos preparadas para escuchar aún. Todo eso de que tengamos menos óvulos, y que la fertilidad decaiga, y que algunas empiecen a sentir alarmas re fuertes que gritan “¡hijo!”, “¡embarazo!”, “¡ahora, ya!”, no tiene nada que ver con la menopausia. Nada…

Lleven pinza de cejas en la cartera para los pelos de vieja. Siempre.

Hace unos días me descubrí mirando fotos de cuando tenía entre 25 y 30 años e intentando comparar las arrugas, manchas en la piel, y si la cara me había cambiado tanto. Acto seguido me largué a llorar y a lamentarme sin sentido por los años de belleza perdidos (¿?). Y eso que a mí la belleza digamos que me importa… poco. O digamos que en su justa medida. Pero ahí no hubo madre del amor hermoso que me consolara y ataqué el lemon pie con ganas. Con las  hormonas nadie puede. Y lamento informarles que solo empeora. Avisen a las de 20 que me dicen “señora”, ya te va a llegar, ¡chiquita!

Así que mi conclusión es NO. Los 30 no son los nuevos 20. ¡Por suerte! Si hay algo que la naturaleza es, es sabia. Si hubiera tenido que pagar por el gimnasio, la terapia, los electrodos, el peeling, el botox y las dermopigmentación en los 20, no hubiera podido. No ganaba suficiente y el banco no me daba suficiente disponible, solo te lo da después de  los 30 cuando pasás a ser un cliente “serio”. Así que seamos vivas y aprovechemos el capitalismo, que después de los 55 se corta el “te doy  crédito para todo” y  tenemos que empezar a pensar en la jubilación. ¡Auuuch!

Si lo vemos así, los 30 no serán los 20, sin celulitis y sin la cola colgando, pero pueden ser el inicio de mínimo, 25 años de vida intensa: viajar, comprar el auto, ir a un spa, hacerte las lolas que siempre quisiste. ¡A vivirlos! Eso sí: con protector solar 60 y gorro si están al sol. Que las manchas de la piel después de los 30 no perdonan. ¡Besos!

Artículo por Nieves Pereyra – Coach de estilo

1 Comment

  1. hoy se ven a chicas de 18 o 20 con mas celulitis panza caída y lolas caídas que una de 30….. la edad juega pero juega mucho más la alimentación y la genética…. sino pregúntenle a pampita…. la edad es un número para la estética… depende de los genes la alimentación y calidad de vida…. obviamente no así para la salud… no es lo mismo tener un bebé a los 20 a los 30 o a los 40… pero la gente cada vez vive más años… y eso implica un atraso en la vejez…. y lo dice una veinteañera que envidia el lomo de unas cuantas de 30 o 40 como pampita y no le envidia nada a las adolescentes de ahora todas fofas por la fast food

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