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12 cosas que hace hoy un buen papá

El 11 de julio es el Día del Padre y queremos definir cómo es hoy un buen papá en una casa con chicos. Qué hace en una época doméstica (y pandémica) de tantos desafíos. Pero como hacerlo de manera general nos parece lejano, elegimos a un buen papá concreto y lo desmenuzamos en 12  signos.

por María Eugenia Rodríguez

Aunque suene pretencioso, si tengo que pensar en un buen padre hoy, tras un año y medio de pandemia, el primero que me viene a la cabeza es mi marido Esteban (42), el papá de mis dos hijas, Antonia (11) y María (8). El próximo 11 de julio se celebra el Día del Padre en Uruguay y abarcar al *buen-padre-de-hoy* es algo muy genérico, así que trataré de identificar 12 cosas que hace él y que aún con sus defectos, que los tiene, lo convierten en alguien muy bueno en lo suyo.

1. Conecta. Cuando las clases son virtuales —porque la situación sanitaria así lo demanda—, levanta a la mayor, que es la que tiene los Zooms más temprano (07:25 hs), la peina y le sirve un vaso de leche con galletitas. «Vamos, conectate», le dice, mientras prepara la notebook.

2. Desconecta. A la noche les corta Internet a las dos cuando se pasan de pantallas o no responden al pedido de ir a poner la mesa.

3. Pregunta. Desde su trabajo, que hace unos meses ya es fuera de casa en una oficina, manda stickers a María a mi teléfono y le pregunta: «¿Cómo estás, cabezota?». Cuando vuelve, saluda a las dos con un beso y les pregunta cómo les fue en la escuela y si hicieron la tarea.

4. Comparte ejercicio. A veces al atardecer las lleva a la plaza a hacer pases con la pelota o a andar en bicicleta por el barrio. Para despejar un rato, pero sobre todo para que las nenas hagan ejercicio. La pandemia puede hacer que los chicos se pasen todo el día sentados. La mayor parte de los clubes, piletas y demás espacios infantiles recreativos están cerrados o con horarios restringidos. Si llueve, los tres hacen juntos «la gimnasita», una rutina de sentadillas y saltos en el living; una mezcla de ejercicio y juego para que las nenas se muevan.

5. Juega en serio. Si bien la lucha para que las nenas se alejen de las pantallas es diaria, Esteban es un papá 100% tecnológico y sabe de juegos en red más que nadie. Para las nenas es lo máximo. Así que antes de cenar mientras yo preparo la comida se sientan un rato los tres en el escritorio cada uno en su computadora y juegan a Minecraft o a Terraria. Los fines de semana se desenchufan y juegan al tuti fruti (¡yo también!)), al estanciero o a hacer gusanos con medias. No lo hace sólo por ellas, sino por él. Juega en serio.

6. Cose. Las nenas suelen romper los pantalones en las rodillas o descoser los pijamas. El año pasado Esteban compró por Internet una máquina de coser y ahora tiene con qué arreglarlos. Lo aprendió de chico. Es el mayor varón de seis hermanos y su mamá falleció de una enfermedad muy pronto, así que en su adolescencia tuvo que ocuparse de tareas domésticas variadas.

7. Enseña. Si hace falta, se sienta con las nenas y les explica matemática. A la más grande le transmite su fascinación por el espacio y le habla de Venus, de Júpiter o de cómo viven los astronautas en la Estación Espacial Internacional.

8. Protege. Cuando hace poco una de las nenas sufrió una situación de bullying de parte de sus compañeros Esteban habló con los padres de esos chicos y les contó. Con respeto, sin pelear. Para que estuvieran al tanto e intervinieran.

9. Cocina en equipo. Algunos domingos hace con ellas tallarines caseros con  la pastalinda. Se enoja por el chiquero de harina que queda en la cocina, pero las invita a amasar y a secar los fideos colgados en sillas como hacían nuestras abuelas.

10. Baña al perro. Aurora, la perra adoptada que tenemos en casa, es uno de los seres que las nenas más aman y él lo sabe.

11. Cura. Sabe de primeros auxilios. Un dedo cortado, una rodilla raspada e incluso un codo salido son cosas que él puede arreglar.

12. Da cariño. Las abraza. Les dice que son bonitas.

Así numerado el papá de mis hijas parece un holograma del padre perfecto. Otra vez: no lo es, eso no existe. Pero en un momento como este, donde la demanda emocional es tanta para grandes y chicos, vivir con alguien que está, que va, viene y se ocupa, es algo que tal vez esté bueno describir con una lista de verbos.

 

 

 

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